Luis Cernuda fue uno de los poetas fundamentales de la Generación del 27. Nació en Sevilla en septiembre de 1902 y fue alumno de Pedro Salinas quién rápidamente descubrió el talento de su alumno.
En su juventud, realizó sus primeras publicaciones en Revista de Occidente. Soledad, dolor, sensibilidad... son notas características de la personalidad de Cernuda. Su descontento con el mundo y su rebeldía se deben, en gran medida, a su condición de homosexual, a su conciencia de ser un marginado. Admite ser un "inadaptado".Nunca escondió su homosexualidad, y esto acarreó las nefastas etiquetas y el esperable desprecio en su propia tierra, con la cual no parecía sentirse muy identificado.
Sus principales influencias proceden de autores románticos: Keats, Hölderling, Bécquer.
También de los clásicos, en especial de Garcilaso. Durante la Guerra Civil, comenzó su exilio en Estados Unidos, donde trabajó como docente. Más tarde, se trasladó a México, donde falleció en noviembre de 1963.
Hay una voluntad de síntesis muy propia del 27. Su obra se basa en el contraste entre la su anhelo de realización personal (el deseo) y los límites impuestos por el mundo que le rodea (la realidad). Es una poesía de raíz romántica. Los temas más habituales son la soledad, el deseo de un mundo habitable y, sobre todo, el amor (exaltado o insatisfecho).
En sus inicios toca la poesía pura, el clasicismo y el Surrealismo, pero a partir de 1932 inicia un estilo personal, cada vez más sencillo, de una sencillez lúcidamente elaborada, basado en un triple rechazo: de los ritmos muy marcados, de la rima y del lenguaje brillante y lleno de imágenes.
Algunos de sus títulos, ubicados en orden cronológico, bastan para avalar lo dicho anteriormente: "Perfil del aire", "Los placeres prohibidos", "Las nubes", "Vivir sin estar viviendo" y "Desolación de la quimera". Tras el asesinato de Lorca, le dedicó la elegía "A un poeta muerto".
Cernuda murió de un infarto el 5 de noviembre de 1963 en México. Ya era de día, pero la luz del cuarto permanecía encendida. El cuerpo del poeta estaba en el suelo, vestido aún con su batín, el pijama, las zapatillas y al lado, la pipa y unas cerillas. La muerte lo había sorprendido intentando fumar. En la máquina de escribir había frases por terminar, anotaciones sobre el teatro de los hermanos Álvarez Quintero. Y en la mesita de noche, un libro de Emilia Pardo Bazán, Novelas y cuentos. Dentro del ejemplar había dos marcadores de página -uno con el David de Miguel Ángel y otro con el retrato de Francisco I por Tiziano- que desvelaban en qué página había quedado interrumpida la lectura.
Así encontraron a Luis Cernuda la mañana del 5 de noviembre de 1963 en su habitación de la casa de la poeta y amiga Concha Méndez con quien vivía el poeta malhumorado, el misántropo que, sin embargo, compartió con la escritora y su familia sus últimos años de vida en México, país que lo acogió durante su largo exilio. Fue Paloma Altolaguirre, hija de Concha Méndez y del también poeta Manuel Altolaguirre, quien descubrió el cadáver de Cernuda en el suelo de su cuarto. Subió pensando que le había ocurrido algo porque Luis Cernuda seguía las rutinas con puntualidad. Se levantaba a las seis de la mañana, bajaba a prepararse el desayuno y luego subía a trabajar en su cuarto. Era muy extraño que a las ocho de la mañana aún no hubiera bajado.
Luis Cernuda fue enterrado el 6 de noviembre por la mañana en el Panteón Jardín del cementerio de México, donde yacen otros españoles del exilio. El jardín de la memoria dispersa, heterodoxa, de la otra España o de la España que no pudo ser. Según el inventario fúnebre, el poeta se encuentra en la fosa 48, fila 4, sector C. En la lápida: "Luis Cernuda Bidou. Poeta. Sevilla 1902-México 1963". Como él escribió un día: "Nadie podrá ya evocar para el mundo lo que en el mundo termina contigo".
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