La suavidad del erizo
Entre ella y él sólo hay dos besos
y una azucena rota.
Entre ella y él
ahonda su estrategia de fuego el volcán.
Entre ella y él se tiende ese puente
que les comunica y enmudece.
Hay una luz
y un invernadero de fiebre.
Un casco sin caballo,
una trémula margarita indecisa.
La bota que inunda de sangre la pisada
y la pisada que pisa
la mecha de la bomba.
Entre ella y él está la serenidad
y la fuente del bestialismo:
la azotea y el zulo.
estamos tú y yo.
Cansados e irredentos.
Bello poema ¡Bravo por esa presentación! Un abrazo
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