Alfonsina Storni, junto con la chilena Gabriela Mistral y las uruguayas Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou, pertenece al grupo de poetas latinoamericanas más destacadas de comienzos del siglo XX.
Se la reconoce como autora de novelas breves, cuentos y obras de teatro. Con un temperamento turbulento y reflexivo Alfonsina Storni refleja un universo lleno de tensiones, escepticismo, desencantos y luchas internas, lo que puede explicar el desenlace de su existencia cuando decide arrojarse a las olas.
El mar estuvo presente en su obra. Los poemas «Epitafio para mi tumba» incluido en Ocre (1925) y «Yo en el fondo del mar», en Mundo de siete pozos (1934), anticipan su muerte y el sentido de esta en la luminosidad, el color, el movimiento y la serenidad.
Si en uno declara: «Aquí descanso yo», y se le ve dormida entrando en un pozo donde «zarpan los buques», en otro afirma: «En el fondo del mar / hay una casa de cristal [...]», reforzando con la imagen flotante del cuerpo rodeado de sirenas, de un pulpo que «hace guiños» y de rojos ramos de «flores de coral». Esas imágenes tienen su punto de partida en la cabellera en la que arden «las erizadas puntas del mar» que se fusionan al oleaje y la fuerza del crepúsculo, como en una visión edénica que enlaza muerte y nacimiento, semejando a la vida poética de Storni hecha permanencia en sus versos.
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