viernes, 20 de diciembre de 2013

Con vosotros los Cronopios

Hace unas semanas, SonLetras realizó un homenaje a los 50 años de la publicación de Rayuela, de Julio Cortázar. Ese día, además de leer algunos capítulos de la obra, leímos cuentos y poemas y jugamos a la rayuela. Mientras jugábamos algunos de los concurrentes dibujaron a los cronopios e incluso ilustraron el capítulo 7 de Rayuela. He aquí algunas de esas ilustraciones. 


                

                                               Fernando Robustillo                                     

El canto de los Cronopios



Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.
Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.




















                                                       Natividad Gómez Bautista      Luis Gutiérrez Barrio



















Carlos Blanco Sánchez

                                                                                                 Manuel Andrés Sánchez García


                                                                Toño Blázquez



Capítulo 7 - El beso

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al
cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como
si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de

fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.





                                                          Natividad Gómez Bautista

2 comentarios:

  1. ¡Una entrada espectacular! Feliz Navidad queridos amigos de Son Letras. ¡Qué sigáis con esa línea de creatividad y arte en todas sus expresiones en el 2014! Un abrazo

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  2. Gracias, Armando!!! Un abrazo y felices fiestas!!!!

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